Fuimos a la parada del colectivo de la
linea que debíamos tomar. Unos minutos después ya estábamos arriba
de este, los dos parados ya que no había mucho lugar. En un momento,
como suele suceder, el colectivo frena justo en el momento que me
había soltado y eso me llevo a terminar “encima” de Pedro, me
separe de él un poco nerviosa y no pare de pedirle perdón por
aquello en todo el viaje.
Llegamos a la puerta del edificio,
Pedro se quedo mirando todo el lugar desde afuera, obviamente. Tan
solo volví a agradecerle y deposite un beso en su mejilla, luego
entre al edificio y seguía mirándolo por aquella puerta de vidrio.
Lo salude con mi mano antes de entrar al ascensor y luego, las
puertas del ascensor se cerraron y fue el momento que deje de verlo e
intente de dejar de pensar en todo lo que había sucedido ese día.
Ale:Paula, donde te metiste? -me dijo
cuando abrí la puerta-
Pau:Perdón, estaba enojada y me fui..
jamas debería haberlo hecho.
Ale:Y esas zapatillas? -mirándolas
atentamente, desconfiando de mi- no las habrás.. -hizo una pausa y
me miro a los ojos- robado, no?
Pau:Jamas lo haría, las mías me las
“robaron” estas son de un amigo, bah, compañero.
Ale:Como te las robaron?
Pau:No importa ma.. papá hoy no va a
venir mas temprano, no?
Ale:No hija y lo sabes -me puse triste
al escucharlo-
Pau:Hoy es mi ultimo día con vos, así.
-lo dije y me puse mucho mas triste, fui corriendo a mi habitación-
Tenia 17 años y aunque a una
adolescente de mi edad le gustaría vivir sola, despegarse de sus
padres a mi me pasaba todo lo contrario, necesitaba estar mucho mas
tiempo con ellos, habían estado casi ausentes en mi infancia, estaba
con ellos menos de la mitad de un día, 10 horas exactamente, pero
esto incluía la noche, el momento en el que dormíamos. Ahora, a mi
papá casi no lo veía y eso me dolía, pero lo que mas me duele es
que ahora, mi mamá a quien veía mucho mas tiempo, mi mejor amiga,
iba a repetir lo de mi papá y no iba a poder verla.
Me saque las zapatillas de Pedro y las
puse al lado de mi mochila para no olvidarme de llevárselas. Mire la
hora y era bastante tarde, tan tarde que solo iba a bañarme y
dormir, no tenia hambre.
Mi pelo mojado, empapaba la remera que
tenia puesta haciéndome tener algún que otro escalofrío. Agarre
una toalla y me dedique a secarlo un poco mas, como para que deje de
mojarme la remera y pueda acostarme tranquila.
Deje la toalla en el baño y volví a
mi habitación. Me acosté en mi cama y me quede mirando el techo,
pensando en todo lo que había pasado hoy, todo lo bueno. Mis ojos se
iban cerrando y así termine dormida.
En el medio de la noche, sentí como
alguien entraba a mi habitación, me tapo con las sabanas y beso mi
frente, abrí un poco mis ojos y vi a mi papá ahí.
Pau:Papá -dije contenta, aunque media
dormida-
Miguel:Shh.. dormí, ya tengo que irme.
-se puso a la altura de mi cama, acaricio mi cara y volvió a besar
mi frente esta vez para despedirse-
Pau:Te quiero -le dije antes de que
salga de mi habitación-
Miguel:Yo también mi amor.
Y se fue, cerré mis ojos de nuevo,
aunque ya casi lo estaban y seguí durmiendo.
CONTINUARA
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